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Arquitectos: Dethier Architectures
- Área: 675 m²
- Año: 2011
En 2011, la ciudad de Koblenz fue elegida como sede del Bundesgartenschau, un espectáculo hortícola bienal que atrajo a más de 3.6 millones de visitantes. Varias estructuras se construyeron para la ocasión, incluyendo un mirador diseñado por la oficina Dethier Architectures. Además de proporcionar un mirador, este se ha convertido en un símbolo de la ciudad.
El espectáculo hortícultural
El Bundesgartenschau es un evento a gran escala, y la ciudad de Koblenz necesitaba de una infraestructura capaz de afrontar el reto. Una parte de los preparativos fue un concurso internacional para la construcción de un mirador, que se construiría en el sitio de la fortaleza Ehrenbreitstein, con vistas a la confluencia de los ríos Mosela y Rin. La fortaleza es un lugar excepcional que se convirtió en una atracción turística popular después de la Primera Guerra Mundial y se ha ubicado en la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
Un triángulo hueco
El mirador es básicamente un triángulo hueco situado en una meseta por sobre la ciudad. Una pasarela, accesible para personas con movilidad limitada, lleva a una galería - un espacio potencial de exposición - en el techo, entregando vistas al parque, la ciudad y hacia el propio mirador. El voladizo simboliza el proyecto: se extiende más de 15 metros sobre el valle, y se eleva 10 metros sobre el suelo. La elección de los materiales (especies nativas de madera para la estructura y la pasarela y acero corten para los elementos estructurales), permitió que la totalidad de la construcción sea prefabricada. El trabajo en conjunto de la investigación arquitectónica y la ingeniería dio lugar a una estructura ligera con una circulación dinámica. Las vigas laterales crean un mosaico y permite que la estructura sea relativamente independiente.
Un símbolo de la ciudad de Koblenz
Con su diseño formal, de alta tecnología, el mirador ofrece una nueva visión de la modernidad. La integración de un número máximo de características contextuales refleja una voluntad de poner en primer plano la percepción de la naturaleza. Una solución correcta debía ser encontrada para que, de una manera sencilla, la estructura pudiese ser un símbolo de la ciudad. Por otra parte, es esencial que cada visitante tenga un encuentro significativo con el entorno. La elección de la madera de abeto y otros materiales y, sobre todo, un examen de la morfología del sitio - permitió que este "objeto arquitectónico" superara estas preocupaciones de la mejor manera. Como una construcción a gran escala, la estructura puede ser vista desde lejos, pero su horizontalidad permite que mezcle armoniosamente con el paisaje del valle.
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